Seguimos atravesando tiempos complicados. Una emergencia sanitaria a nivel global, en forma de pandemia denominada COVID19, lleva tiempo copando todos los informativos, noticias y conversaciones en todos los rincones del planeta. Ahora, cuando parecía que íbamos a recuperar una cierta normalidad, nos enfrentamos a una guerra en Europa que nos recuerda que ninguna estructura democrática está exenta de la amenaza de quienes ponen por encima sus propios intereses. Esta situación tiene además una característica adicional. Como si nuestras mentes no dieran para analizar dos cuestiones a la vez, todo, desde hace dos años, se ha teñido de una nebulosa que hace que cualquier problema, anterior o surgido durante la pandemia, ha dejado de tener importancia y espacio en nuestro imaginario. Parece que hemos decidido abandonarnos a un tiempo de espera para, simplemente, esperar a ver qué pasa. Parece que lo único que hemos aprendido es que no merece la pena hacer planes, porque siempre puede ve