Ya ha acabado el año y aún seguimos, y por mucho tiempo por lo que parece, intentando responder a lo que ha sido políticamente el 2019. Agitado sin duda por dos hechos fundamentales: el llamado “tema catalán” y el ascenso de la extrema derecha. Dos temas que guardan más conexión de la que pueda parecer, por aquello de que los nacionalismos se alimentan entre sí, y que se han convertido en los ejes de las sucesivas campañas electorales, dejando de lado temas como el paro, la corrupción, la desigualdad o la emergencia climática. Pero, ¿realmente se han dejado de lado o son éstos los causantes del auge de aquéllos? No quiero entrar aquí en lo que a Cataluña se refiere, con sus referéndums, alardes y bravuconadas por ambas partes que dejan de lado siempre a la mayoría de la gente, que está mucho más dispuesta a entenderse de lo que parecen estarlo quienes les (nos) gobiernan, y sí en lo que al ascenso de la extrema derecha supone, representado no solamente en la subida en resul