Una semana, y casi mil firmas, después de iniciada la petición para intentar evitar que el asfalto invada nuestro casco histórico, parece
que las opciones posibles eran solo dos: o arreglar las calles llenándolas de
asfalto y arruinando de este modo la imagen de nuestras calles más
tradicionales, o mantenerlas llenas de agujeros y peligrosas para la
ciudadanía, especialmente las personas mayores.
Me niego, por razones evidentes, a simplificar de esta forma
el motivo de la petición. La tercera opción, la que yo apoyo y la que al menos
mil vecinos de Jaén han secundado, pasa por la reparación del suelo
tradicional, empedrado, para que las calles mantengan su aspecto original y
sean a la vez cómodas y seguras para todas las personas que pasen por ellas.
Ahora se destaca, en la obra llevada a cabo en la calle
Fernando IV del barrio del Arrabalejo, que se ha
Foto publicada en La Contracrónica |
La pregunta es obvia, ¿todo esto no se podía haber logrado
sin necesidad de eliminar el empedrado? ¿No se podían haber eliminado las zonas
de aparcamiento irregular hace años o es que hasta ahora nadie se había dado
cuenta de lo que estorbaban los coches? ¿Se favorece el uso peatonal de la
calle cuando lo que se hace es dejar expedito el camino a los coches siendo
además una de las razones de haber acometido esta obra la amenaza, manifestada
por algunos vecinos, de los taxistas y otros colectivos de no entrar si no se
arreglaba el piso?
En mi opinión hay una falta grave de consideración hacia el
caso histórico de la capital, además de una enorme desidia a la hora de valorar
alternativas que vayan más allá del arreglo fácil o barato. No sabemos o no
queremos saber lo que la parte más antigua e histórica de nuestra ciudad puede
aportarnos, a nivel cultural, turístico y económico.
Existen muchos ejemplos que demuestran que un pavimento
empedrado, bien mantenido, no supone ningún peligro para nadie y sí que ayuda a
un tráfico tranquilo coherente con una zona de calles estrechas y ambiente
acogedor.
La petición ha tenido un recorrido inicial más que satisfactorio,
pero me gustaría que no quedara ahí. No pretendo, ni mucho menos, convertirla
en un icono de la defensa del casco histórico, pero sí que me gustaría que las
administraciones empezaran a cuestionarse sus actuaciones de cara a barrios que
representan mucho más que simples vías y que tienen una historia y unas
características propias que estamos obligados a respetar y mantener.
Con la calle Fernando IV ya vamos tarde, pero la amenaza desde el equipo
de gobierno del Ayuntamiento de Jaén de seguir llenando de asfalto nuestro
casco histórico va en serio. Si no lo defendemos nosotros no lo hará nadie, y
luego será demasiado tarde.
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