Que el poder reside en el pueblo es algo que, más allá de
bonitas frases en textos históricos de referencia, en la práctica deberíamos
analizar si se ha conseguido o no llevar a cabo.
Si bien no voy a poner en duda la legitimidad de los
gobiernos elegidos democráticamente en nuestro país, es obvio observar que la
acción de gobierno que éstos han llevado a cabo se aleja y mucho de lo
prometido a la ciudadanía y por lo tanto del mandato otorgado para gestionar y
administrar lo público.
De esta situación evidente, convenientemente aderezada con
la retahíla de casos de corrupción, que parece ser lo único que une a los
políticos de distinto signo, y sumado todo a la evidente predilección de
nuestros gobernantes por legislar en apoyo de los intereses de los grandes
grupos y corporaciones, surgen tanto movimientos de protesta articulados de
diversas maneras, como posiciones personales de desafección hacia algo que
forma y formará parte de nuestras vidas, como es la política.
Ante esto estamos viviendo dos procesos paralelos que, en
cambio, son incompatibles y por lo tanto están obligados a confrontarse.
Por un lado la llamada “política tradicional” que, en lo que
parece un desesperado intento de mantenerse en su status, aprueba leyes e
iniciativas encaminadas a calmar los ya estruendosos gritos que piden una
regeneración democrática a fondo, que incluya un proceso constituyente.
Por otro están todos aquellos que, hartos de engaños y
parches que nada arreglan, dudan de que la solución a los innumerables
problemas que el sistema acarrea pueda provenir de los mismos que, con su
actitud y forma de hacer política, han provocado la situación actual.
Dentro de estos últimos y después de acontecimientos
conocidos por todos como son el 15M o la irrupción de PODEMOS como exponente
del hastío colectivo, están los llamados GANEMOS surgidos en distintas
poblaciones a lo largo y ancho de la geografía española.
Este proceso forma parte de esa gran marea de empoderamiento
ciudadano que, sin duda, acabará por
revolucionar las esferas de poder desplazándose hacia donde, en realidad, nunca
ha estado: la ciudadanía.
Como parte importante de estos movimientos, la formación
ecologista EQUO viene participando de ellos y colaborando activamente en que se
puedan convertir en lo que quieren ser, un movimiento ciudadano articulado en
forma de plataforma, en la que “desde abajo” se trata de que sean los propios
ciudadanos los que decidan cómo y quién va a gestionar los asuntos públicos. No
renunciando en absoluto a la política, sino definiendo una nueva forma de
hacerla como es haciéndose corresponsable de lo que los representantes del
pueblo lleven a cabo. Es por ello que en los GANEMOS tenga un papel igual de
importante el “qué se va a hacer” y el “cómo se va a supervisar qué se hace”
La posición de EQUO no podía ser otra que el apoyo y la
participación, puesto que la cooperación política y la responsabilidad de
acción son elementos imprescindibles y característicos de todas las iniciativas
que hemos venido proponiendo desde el inicio de nuestra andadura política. Sería
totalmente incongruente militar en EQUO y no participar en estas plataformas
puesto que en sus principios representan lo que desde nuestro partido se viene
defendiendo.
Nosotros, los miembros de EQUO, creemos ciegamente en la
necesidad de que seamos ciudadanos libres apostando y aportando por el futuro
de nuestras ciudades. No actuamos de forma corporativa en los GANEMOS, sino
como personas preocupadas y responsables con nuestra ciudad, su porvenir y el
de sus ciudadanos.
Tenemos, no obstante, líneas que no vamos a traspasar y que
no deben verse como condiciones previas ni como “palos en las ruedas” que
arrojemos al carro de GANEMOS, sino como principios que marcan un horizonte al
que no podemos renunciar y que están en la misma definición de nuestro ideario.
Del mismo modo que desde el principio hemos tenido claro que no íbamos a
participar en una coalición que supusiera una simple suma de letras que dejara
de lado a los ciudadanos y a los movimientos que vienen desarrollando una
extraordinaria labor de construcción de la ciudad, también tenemos claro que no
participaremos en un proyecto que no tenga la justicia social, la apuesta por
la equidad y la paridad efectiva en nuestra sociedad y la sostenibilidad a
largo plazo como referentes de su programa político.
Pero estas líneas son en todo caso algo que llegará, si
llega y esperamos que así sea, cuando la asamblea ciudadana y soberana decida
si quiere presentarse a las elecciones. Porque, como se dice en el manifiesto
de GANEMOS JAÉN este movimiento va más allá de una cita electoral y significa
otro modo de hacer nuestra ciudad desde la participación, la colaboración y la
responsabilidad de todos.
Antes de que eso llegue, el trabajo de GANEMOS pasa por
articular un programa de consenso ciudadano, en el que todas las personas que
hemos participado o que puedan acercarse en el futuro, podamos sentirnos
representados. Un programa elaborado desde algo que a menudo falta en los
programas de los llamados “partidos tradicionales” como es el sentido común. Un
elemento que ha venido siendo sustituido por los intereses de partido o por las
ambiciones particulares de sus candidatos.
Los partidos políticos, como parte integrante y activa de la
vida ciudadana tendrán que tomar las decisiones que consideren oportunas ante
el empuje y la realidad que GANEMOS representa. Corresponde a ellos y a las
personas que los forman adoptar la posición que estimen sobre todo el proceso.
Pero no podemos olvidar que será responsabilidad de todos aprovechar la ocasión
de que seamos los ciudadanos los que empecemos realmente a decidir lo que se
hace en nuestra ciudad y que, como es lógico, tendremos que dar cuentas de la
posición que cada uno haya adoptado.
Que coincidimos en muchas cosas y defendemos soluciones
similares en muchos temas es algo obvio y que se pone de manifiesto en multitud
de ocasiones. Que los ciudadanos, incluso sin filiación política o con marcado
desapego hacia algunas opciones partidistas, comparten en muchos casos las
soluciones propuestas se aprecia en las manifestaciones de voluntad popular que
se producen en la ciudad y el movimiento de adhesiones que provocan.
Ataques no nos van a faltar y ya lo venimos experimentando.
Desde diversos sectores y con distintos intereses se nos tacha de casi todo lo
que se les puede ocurrir. Pero todos estos ataques tienen un denominador común,
que en la mayoría de los casos los califica a ellos más allá de lo que pueda
descalificarnos a nosotros, y es que provienen de personas que nunca se han
acercado a alguna de las asambleas convocadas y que no han intentado no ya
participar en GANEMOS sino ni siquiera entender que esto es lo que nos está
demandando la sociedad.
La situación económica, social, política y medioambiental bien
merecen el esfuerzo y la generosidad colectiva que este proyecto nos demanda.
Ahora está en nuestras manos llevarlo a cabo.
La pregunta pues es lógica, ¿seremos todos capaces de abandonar
rencillas e historias del pasado para poner por delante los intereses de la
ciudad y de la ciudadanía o veremos de nuevo pasar otro tren y seremos
incapaces de subirnos por culpa de egos e intereses particulares?
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