El lunes, día 8 de abril, se
cumplieron 700 días desde que el tranvía de Jaén se metió en las cocheras para
no volver a salir, al menos de momento.
A este paso esta obra solo va
servir para convertirse en un extraordinario ejemplo de como no se deben hacer
las cosas en gestión pública.
A estas alturas a nadie se le
escapa que el tranvía no está recorriendo las calles de Jaén porque el equipo
de gobierno del Ayuntamiento y el de la Junta de Andalucía no son del mismo
partido. Si el PP hubiera acabado formando gobierno tras las elecciones
autonómicas de 2012 o si el Ayuntamiento de Jaén siguiera gobernado por el
PSOE, con o sin IU, el tranvía sería una realidad. Esto demuestra que las
actuaciones de las administraciones se mueven más por los intereses partidistas
de unos y otros que por las necesidades reales de los ciudadanos.
En el proyecto del tranvía todo,
o casi, es criticable. Si hablamos del antes está claro que no se puede abordar
una obra de esta envergadura, una infraestructura que cambiará la forma de
moverse de los jiennenses para siempre y que provocará el cambio de hábitos de
la mayoría de los ciudadanos de la ciudad y de los visitantes que vengan a
vernos, sin abrir antes un proceso de participación en el que todo el mundo,
todos los ciudadanos y sus diferentes organizaciones vecinales, de empresarios,
sindicales, políticas, todos sin excepción dieran su opinión y participaran en
la redacción y elaboración del proyecto. Proyecto que después debería ser
sometido al refrendo del pueblo, implicando a todos en la elaboración del
modelo de ciudad que queremos para Jaén.
Por otro lado no creo que nadie
en su sano juicio vea el tranvía como algo aislado. Debe formar parte de un
proyecto más amplio, que abarque un nuevo concepto de ciudad. La realización de
esta obra debería llevar aparejado una nueva regulación de los trayectos de
autobús, la creación de un billete combinado que permitiera usar los distintos
medios de transporte públicos lo que facilitaría la movilidad de los
ciudadanos. El uso del aparcamiento “disuasorio” gratuito a las afueras de la
ciudad y justo al lado de una parada del tranvía que nos llevará al centro,
pasando por hospital y universidad permitiría aligerar el tráfico rodado en
todo el centro de la capital, llegando a la posibilidad de hacerlo peatonal,
con el consiguiente aumento del atractivo de toda la zona más comercial de la
ciudad.
La línea ya realizada no debe ser
sino solo la primera puesto que al carecer de “cercanías” la opción de que el
tranvía pudiera llegar a algunos pueblos cercanos que provocan buena parte del
tráfico de entrada a la ciudad sería una extraordinaria noticia para
desbloquear los accesos a la ciudad, que recordemos sufren un tráfico propio de
ciudades mucho más grandes y que además va a peor con el paso de los años.
Por otro lado, a pesar de no
haber cumplido con estos requisitos, pese a que no se hizo con el acuerdo de
todos los jiennenses, pese a que parece que el tranvía es lo que es y nadie
nombra ninguna posibilidad de desarrollo, pese a que parece que pueden más los
intereses de una compañía de transportes que los de la ciudadanía representada,
no lo olvidemos, por su Ayuntamiento, pese a que todo el mundo parece olvidar que
estamos hablando de uno de los sistemas de transporte más limpios y sostenibles
que existen…a pesar de todo esto lo más grave es que ya está hecho. Y no hay
nada más insostenible que una infraestructura de este tipo terminada y sin
usar.
Desde el Ayuntamiento se nos dice
que el tranvía no se pone en marcha porque generaría pérdidas. Es obvio decir
que los servicios públicos están para acercar a los ciudadanos los servicios
que otros disfrutan por sus capacidades económicas por lo que la rentabilidad
económica no puede ser nunca el argumento. Es cierto que la explotación del
servicio debe tender a ser autosuficiente, pero también lo es que el ingreso
puede venir de otros campos, como la gestión de la publicidad instalada. La
rentabilidad del tranvía vendrá por otros caminos, el comercio, la calidad de
vida de nuestra ciudad, el aire, el tráfico, etc verán incrementada su
capacidad generadora de beneficios económicos y sociales para los ciudadanos de
Jaén.
Por todo esto pido…no, exijo a D.
José Enrique Fernández de Moya, alcalde de Jaén, y a D. José Griñán, presidente
de la Junta de Andalucía, que se reúnan, dejando en la puerta sus carnets de
partido, y busquen y encuentren una solución a este problema. Porque todo esto
es una cuestión de actitud, y queremos que nuestros gobernantes tengan la
actitud de pensar y cuidar de los ciudadanos a los que representan, de velar
por sus intereses y no por los de su partido.
Al final todo se trata de lo
mismo, tenemos que plantearnos una simple cuestión: ¿qué ciudad queremos para
el futuro? ¿En que tipo de ciudad queremos que se convierta Jaén?
Yo lo tengo muy claro, yo quiero
una ciudad participativa, en la que los ciudadanos sean escuchados y tengan
participación en las decisiones que se toman para el futuro de la ciudad. Una
ciudad que apueste por un modelo sostenible de transporte público, que no vea
en los servicios públicos una mera fuente de ingresos sino una poderosa herramienta
para avanzar hacia la tan ansiada igualdad que evite pozos de exclusión.
Quiero una ciudad cuyo modelo de
futuro no dependa de quién esté gobernando en cada momento y que no empiece de
nuevo cada cuatro años porque lo que alguien hace no sirve de nada para los
demás por el simple hecho de ser de partidos diferentes. El urbanismo, visto en
su más amplio sentido que incluye transporte y por supuesto medio ambiente, no
debe formar parte de la lucha partidista y entre administraciones.
Mi ciudad debe ser participativa, regeneradora, económicamente viable y
no dependiente de grupos de presión vinculados a sectores que representan el
pasado y que nos han traído a la situación de crisis que estamos viviendo, y
por supuesto totalmente sostenible. Porque sin sostenibilidad dará igual el
modelo a seguir puesto que no habrá nada a lo que aplicarlo.
Muy bueno David. Seguiré el blog con atención.
ResponderEliminarYo estudié en tu ciudad y, visto sobre el mapa, el tranvía parece, en principio, una opción genial porque comunica el hospital, el polígono, la universidad, renfe, la estación de buses y el centro. Cada vez que vuelvo veo las líneas sin usar se me revuelven las tripas...
En cualquier caso, la sociedad jiennense y andaluza en general (como financiadora del proyecto) debemos pedir responsabilidades políticas si no se culmina el proyecto, pues se han dilapidado millones de euros. Y otro apunte, a raíz de la sostenibilidad económica, ¿acaso son sostenibles los coches privados? ¿acaso no son únicamente un gasto? ¿por qué un coche es una inversión y una infraestructura pública sólo es un gasto?
Un saludo.
Gracias Ismael.
EliminarTotalmente de acuerdo contigo, aquí no se responsabiliza nadie de nada y eso tiene que cambiar. No se pueden gastar tan alegremente el dinero de todos y luego irse "de rositas". El problema fundamental es que cada partido defiende lo suyo y se olvida del tan manoseado "interés general" del que solo se acuerdan en época electoral. La política de los distintos partidos se basa en el "y tú más" en lugar de construir un proyecto de todos y para todos.
Pero todo esto va a cambiar porque los ciudadanos ya estamos hartos de que nos tomen el pelo y encima nos responsabilicen de todo.
Un abrazo
David