El pasado fin de semana se celebró en Sevilla el primer Congreso de EQUO Andalucía. Después de varios intentos, frustrados por cuestiones laborales, de acudir a diferentes eventos tanto a nivel de EQUO federal como a nivel de Andalucía a este congreso sí que he podido ir.
Que nadie espere de este texto un concienzudo análisis de ideología o estrategia política porque seguro que hay otros textos más indicados y otras voces más autorizadas para hacerlo.
Cuando se va a este tipo de actos, en los que todo el tiempo se habla de lo mismo, se reciben múltiples sensaciones. Se conoce gente, a la que muchas veces ya conocías de oídas, se debate en profundidad analizando todas las ideas desde todos los puntos de vista, hablas con personas a las que por trayectoria colocas en un plano político superior y que te demuestran que lo que importan son las ideas y no las personas, percibes y respiras política por todos los poros del cuerpo.
En mi caso tengo que decir, que para eso escribo estas líneas, que ha sido una experiencia extraordinaria. Ver a una gran cantidad de gente debatiendo, enfrentando ideas, destacando aspectos con una capacidad de análisis que envidiaría cualquier seminario de lógica, proponiendo valores como volver a hacer de la política un servicio público, algo que nunca debió dejar de ser, y, en fin, viendo la cantidad de gente que está dispuesta de una manera totalmente altruista a quemar todas sus energías en proponer medidas que sirvan para mejorar el mundo en el que vivimos.
A cada enunciado de un problema se proponían varias soluciones. O alguien propone una solución y entre varios más se afina para tener en cuenta las particularidades de todos y todas. Porque esa es otra, hasta hace poco yo creía innecesario hablar usando el masculino y el femenino en cada frase, pero poco a poco me doy cuenta de que no es así, de que la política, como espejo de la vida, lleva muchos años dejando fuera a las mujeres y es necesario que nos acostumbremos a que las mujeres no solo forman parte de la vida sino que son sin duda la parte más importante de la misma.
La regeneración democrática, los derechos humanos, la sostenibilidad, el medio ambiente, el desarrollo basado en los límites del planeta…son conceptos que pasan de ser meras palabras a tener un sentido propio y completo abarcando todos los aspectos del ser humano.
A medida que la capacidad de análisis y discusión de los compañeros se empeñaba en demostrar que podía no tener límite mi capacidad para aprender, para “empaparme” de todo lo que allí se decía, adquiría el don de la elasticidad dilatándose para asimilar todo lo que a mi alrededor se proponía.
Para mí ha sido un fin de semana de emoción. Conocer personalmente a Dani, a Abraham, a Jaime, a Itziar, a Pepe, a Miguel , a Carlos, a Juan, a Alberto, a Mar, a Mamen, a Reyes, a Alejandro, y a tantos y tantos más que no recuerdo el nombre y que aunque lo recordara me seguiría dejando a mucha gente en el tintero, ha sido sin duda uno de los mejores momentos del fin de semana. Poder tener una imagen “tridimensional” de gente con la que llevo colaborando mucho tiempo a través de las redes sociales o el e-mail me ha permitido poder conocer cómo son más allá de las frases que se cuelan por el monitor de mi ordenador.
Resulta difícil, al menos para mí, resumir en unas pocas frases todas las sensaciones de un fin de semana pero sí que puedo afirmar que a cualquiera que esté poniendo en duda la necesidad de la política y los políticos en la sociedad de hoy en día le recomendaría que asistiera a unas jornadas como éstas. Poder volver a ver la política como sustrato de unión de todos los aspectos del día a día y como vía de participación, colaboración y solución de los innumerables problemas con los que nos enfrentamos puede ser sin duda tremendamente sano para los ciudadanos de este castigado país. Saber que hay un partido para el que realmente lo primero son los ciudadanos y no los votantes es algo que reconforta al que está acostumbrado a que los políticos actúen por el interés y cuyos actos quedan muchas veces fuera del alcance de la comprensión incluso de aquellos que les votaron.
Me he traído de Sevilla el compañerismo, la capacidad de trabajo y de debate, el afán constructivo de un proyecto común y, sobre todo, la certeza de que estoy exactamente en el sitio en el que quiero estar.
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