Creo que todos
compartiremos la idea de que quien sabe manejar la publicidad tiene un gran
poder sobre la opinión de la gente.
Pero la
publicidad nos llega de múltiples formas, no solo de los spots (a los que yo
prefiero llamar anuncios porque creo que reflejan mejor lo que hacen) sino
también a través de otros medios.
Corría el
lejano año de 1981, cuando estando yo cursando lo que entonces se llamaba
séptimo de E.G.B. tenía un profesor que nos decía que el colonialismo sigue
existiendo y gozando de muy buena salud, solo que ahora era un colonialismo
económico y que su principal arma era la publicidad. Y decía: “dejad que pase
un poco tiempo y ya veréis como todo el mundo desayuna cereales”
Realmente
tenía razón este profesor (gracias por todo D. Pedro) Además ya nos explicó que
el mejor medio que habían encontrado los
norteamericanos para vendernos sus productos era el cine. Todas las películas
que nos llegan desde Hollywood nos venden su modo de vida que, ineludiblemente,
lleva aparejado el consumir sus productos.
Es curioso ver
como aquí, en la vieja Europa, tratamos cada día de parecernos más a los
norteamericanos en su forma de vida mientras que ellos no paran de alabar la
forma de vida nuestra.
Yo,
sinceramente, no envidio su modo de vida. No me gustan sus ciudades, donde para
hacer cualquier cosa tienes que coger el coche, con sus barrios especializados,
la zona de oficinas, la de residencia, la comercial…. Tampoco me gustan sus
productos y hábitos de consumo, en el que todo está programado para durar lo
menos posible y quedarse obsoleto en una fecha dictada de antemano.
En cambio este
pensamiento mío se ve que no está demasiado extendido entre nuestros
gobernantes, que pretenden que nuestras ciudades, por muy pequeñas que sean, se
parezcan más a esas ciudades de las series americanas en las que la mejor forma
que encuentran los jóvenes de pasar la tarde es ir al centro comercial. En una
ciudad como Jaén, de apenas 105.000 habitantes ya tenemos nuestro enorme centro
comercial y está aprobada la construcción de otro en las afueras de la ciudad,
mientras a nadie parece importarle que las calles se vayan quedando sin tiendas
y los locales vacíos abunden por todos sitios. Parece que no nos damos cuenta
de lo que el pequeño comercio trae a nuestras ciudades, empezando por el
empleo, que suele ser de mejor calidad y mayor duración que en las grandes
superficies. El pequeño comercio trae gente a la calle, dándole vida y haciendo
con un efecto dominó que otros pequeños comercios sean viables. Da también
seguridad, porque no es lo mismo andar por unas calles donde no pasa nadie que
hacerlo por unas calles llenas de comercios, en los que la gente entra y sale y
cuyas luces de escaparate dan mejor iluminación y sensación de seguridad a los
viandantes. Estamos hartos de ver esas imágenes de barrios de las grandes
capitales donde a las cinco de la tarde, cuando cierran las oficinas, no pasa
ni un alma, y en cambio todo el mundo se agolpa en algún centro comercial, encerrados
entre cuatro paredes respirando un aire enrarecido y haciendo compras cuasi
compulsivas, porque parece que una vez que estás allí tienes que comprar. Y
encima te autoconvences de que has hecho bien porque lo que has comprado te ha
salido cinco céntimos más barato, no echándole cuentas al dinero que, en el
mejor de los casos, te has gastado en el autobús. Cuando no en gasolina.
Y que decir de
los “tenderos”. Esas personas a las que muchas veces conocemos de toda la vida
y en cuyos consejos profesionales confiamos. Personas que muchas veces
prefieren decirte que no compres algo antes que vendértelo sabiendo que no te
va a ir bien para lo que tú le has dicho que lo quieres porque saben que así te
sirven mejor, mantienen tu confianza y fidelizan un cliente. Son los que de
verdad sostienen la economía de una ciudad o pueblo porque son los que todo lo
que venden lo reinvierten en su negocio ya que son los primeros interesados en
que la actividad comercial no decaiga.
Por favor,
dotemos a nuestras ciudades y pueblos de una red comercial grande y completa,
hagamos que nuestros barrios sean comercialmente autosuficientes, promocionemos
el comercio de cercanía, evitemos tener que coger el coche hasta para comprar
el pan haciendo que nuestra compra sea más sostenible y ambientalmente más
limpia. Hagamos, en definitiva, que pasear y comprar por nuestras calles vuelva
a ser una actividad agradable y lúdica y no una obligación más a cumplir.
Olvidémonos
del american way of life y
recuperemos el modo de vida tradicional, tranquilo y sostenible que siempre ha
distinguido a los pueblos europeos y que siempre han envidiado desde el otro
lado del Atlántico. Que se queden con sus prisas, sus centros comerciales y sus
agobios, nosotros nos quedamos con nuestras tiendas de barrio, nuestra
tranquilidad, nuestra dieta mediterránea, nuestra siesta, nuestros paseos por
el barrio, nuestros……..
Buenos dias David, recientemente he creado un humilde manifiesto relacionado con el comercio de barrio, la direccion de la pagina es http://www.comerciodebarrio.es te invito a que la visites y si te parece me ayudes a darle difusión a su mensaje. Saludos.
ResponderEliminarhttp://elrincondeyanka.blogspot.com.es/2010/01/los-comercios-las-tiendas.html
ResponderEliminarhttp://elrincondeyanka.blogspot.com.es/2010/06/que-voy-hacer-ahora.html
http://elrincondeyanka.blogspot.com.es/2010/11/manifestacion-de-comerciantes-vecinales.html
http://elrincondeyanka.blogspot.com/2011/12/por-que-compras-en-una-gran-superficie.html
http://elrincondeyanka.blogspot.com.es/2011/06/diferencia-entre-empresario-y.html
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